De vez en cuando, darse una vuelta por el monte te devuelve un poco de la perspectiva perdida. Rodeados de cemento y asfalto nuestros ojos se acostumbran al color más perfecto que existe en el espectro radiactivo reconocible por nuestras córneas. Ese color es el gris. La mezcla de todo. Esta foto es un paisaje del Gorbea. Al fondo, el fantasma de mi amigo Eneko...